El alcohol es cada día más frecuente entre los adolescentes. Aunque muchos padres creen que no tienen influencia en este hábito, su manera de relacionarse con los hijos sí parece impactar para bien o para mal en la adopción de la mala costumbre de tomar mucho alcohol.
La adolescencia es un período de transición y a los padres muchas veces les cuesta vivirlo. Aunque los amigos de sus hijos son muy importantes, no es cierto que los padres no tienen influencia sobre los chicos, sostuvo Stephen Bahr, de la Universidad de Brigham Young (Estados Unidos). Su investigación fue publicada en el Journal of Studies on Alcohol and Drugs.
La adolescencia es un período de transición y a los padres muchas veces les cuesta vivirlo. Aunque los amigos de sus hijos son muy importantes, no es cierto que los padres no tienen influencia sobre los chicos, sostuvo Stephen Bahr, de la Universidad de Brigham Young (Estados Unidos). Su investigación fue publicada en el Journal of Studies on Alcohol and Drugs.
Responsabilidad paternal
Los autores detallaron que tomar mucho alcohol implica beber cinco o más tragos en una salida. Las investigaciones previas analizaron la influencia de los padres en el consumo de alcohol, pero el nuevo estudio se enfocó en el hábito de beber mucho. El estilo de la crianza no tiene mucho efecto en que los hijos prueben alcohol, pero sí impacta muy fuertemente en una forma más peligrosa de beber, dijo Bahr.
Los autores detallaron que tomar mucho alcohol implica beber cinco o más tragos en una salida. Las investigaciones previas analizaron la influencia de los padres en el consumo de alcohol, pero el nuevo estudio se enfocó en el hábito de beber mucho. El estilo de la crianza no tiene mucho efecto en que los hijos prueben alcohol, pero sí impacta muy fuertemente en una forma más peligrosa de beber, dijo Bahr.
Para llegar a dichas conclusiones, el especialista trabajó con 5000 adolescentes de 12 a 19 años de edad, presentando un cuestionario relacionado a sus hábitos de consumo y a su relación con los padres. Bahr se enfocó especialmente en el nivel de responsabilidad de los padres, es decir en si sabían donde pasaban el tiempo sus hijos y con quien.
Los autores notaron que los adolescentes con padres responsable y cálidos tenían muchas menos posibilidades de beber mucho alcohol. Por el contrario, los chicos con padres responsables pero poco cálidos mostraron un riesgo doblemente mayor de adoptar este mal hábito.
La investigación también encontró que los adolescentes religiosos parecen tener muchas menos posibilidades de consumir cualquier tipo de bebida alcohólica. A su vez el grupo de amigos ejerce mucha influencia, y Bahr encontró que los adolescentes con padres responsables y cálidos son más propensos a juntarse con chicos que no toman.
Los padres deben darse cuenta de que deben ejercer tanto responsabilidad como apoyo en la relación con sus hijos. Tienen que comprender que no se trata solamente de controlar su comportamiento. Deben combinar el saber qué hacen sus hijos afuera de casa con una relación sana y amorosa, concluyó Bahr.
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