Yo

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sábado, 12 de junio de 2010

Walt Disney y los Grimm nos lavaron el cerebro


No sé si ya les habia comentado que terminé el libro de Las Mujeres que Aman Demasiado y actualmente estoy con el libro Desencantadas....y el Príncipe se convirtió en Sapo.
Desde el título podrán imaginarse de qué se trata y la verdad a lo largo de las 50 páginas que apenas llevo me la he pasado riendo aunque a veces tambipen angustiándome un poco...

Quiero compartir con ustedes un pequeño fragmento de la primera parte y del capitulo 1


El aterrizaje forzoso de Blancanieves

¿Dónde estoy?¿Pajarillos, ardillitas? ¿Qué hago yo metida en este oscuro bosque? Blancanieves despertó. A su alrededor todo eran sombras. Tenía el pelo desordenado y le vestido sucio, rasgado, ni la sombra del espectacular traje blanco que llevó al cruzar el atrio de la iglesia, del brazo de su principe azul. Contó 3 uñas rotas y tuvo ganas de llorar, pero se aguantó. Miró atrás: el castillo encantado, ese al que alguna vez fue llevada a todo galope por su adorado consorte, ahora no era más que una pila de escombros.
Y entonces Blancanieves volteó hacia el camino que debía encarar, oscuro e incierto, enmarcado por un bosque tan denso y frío que resultaba imposible vislumbrar la salida. Mareada, confundida y sola, en un auténtico shock postraumático, tragó saliva y se internó en la espesura. ¿Hacia dónde voy?¿Qué será de mi vida?¿Habrá otro principe que venga a
rescatarme?¿Sobreviviré?
Corte! se imprime...

(...)Malditos cuentos de hadas! Los hermanos Grimm y Walt Disney nos lavaron el cerebro. Durante generaciones hemos creido(y de seguro seguimos creyendo) en la famosa fantasia de que algun dia llegará nuestro adorado principe, nos mirará
directo a los ojos, nos tomará de la cintura y nos llevará galopando directo hasta el castillo para vivir felices por toda la eternidad.
Pero eso, ya lo sabemos las separadas, ¡No existe! Soñamos con el hombre perfecto y, una vez casadas, quisiéramos que el encanto no terminara nunca; esperamos ser el centro de sus ojos, eternamente adoradas, queridas, deseadas, correr de su
mano por los verdes prados del reino. Pero ptonto la pelicula se destiñe y descubrimos que él también se estresa, que es trabajólico, que se la pasa frente al computador,que ya no tiene deseo.

Insatisfechas, con la cara larga y una interminable lista de
quejas nos preguntamos ¿éste era mi hombre?¿Qué pasó con aquel gallardo y apuesto a quien le di el sí frente al altar?¿Quién es este batracio que ahora vegeta frente a la pantalla plana?¿En qué minuto se convirtió en un sapo que croa junto a un control remoto?...
(...)Si al menos no nos hubiesen llenado la cabeza con tantos cuentos, si los hermanos Grimm hubieran escrito la segunda parte de la historia. de haber sabido que después Sr. y Sra. Azul pasaron por problemas, que él era infiel o que preferia llevarse a la cama su laptop en lugar de la princesa.

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